CUANDO LA ADORACIÓN LLEGA A SER UN FIN EN SI MISMA
¿Es posible enfocarse tanto en «la adoración» que se pierda la esencia del cristianismo?
De «Creced» 12/92
Por Don Partain
* Hace años que el hermano Fulano asiste a todas las reuniones de la iglesia. Nunca consideraría el perder ni una sola asamblea. PERO, francamente es algo materialista en su forma de pensar y algunos dicen que no siempre es completamente honesto en el negocio del cual es dueño.
* La hermana Mengana siempre le gusta ir a los cultos. Toma notas durante la predicación y le encanta cantar los himnos. PERO, le encantan también los chismes y siempre está criticando injustamente a los demás. Ha lastimado a muchos con sus juicios injustos.
* El hermano Zutano tiene estudios bíblicos en su hogar con su familia y es miembro fiel de la iglesia, PERO es insensible con los demás y no tiene compasión ni con su propia esposa. Le critica a ella frente a otros y le humilla en otras formas.
¿Cómo es posible que así sean algunos cristianos? ¿Cómo es que pueden tener tanto cuidado con ciertos actos de adoración y a la vez ser tan diferentes a Cristo en su vida cotidiana. ¿Cómo es que pueden dominar la palabra de Dios en cierto sentido y a la vez no ser dominados por ella?
UNA LECCIÓN DE LOS JUDÍOS
Los judíos poseyeron la verdad, ya que en ellos les había sido confiada la palabra de Dios (Rom. 3:2). ¡Cuánto les gustó la adoración! Diezmaron la menta, el eneldo y el comino (Mateo 23:23). Uno ayunaba dos veces a la semana y daba diezmos de todo lo que ganaba (Lucas 18:12). Les gustó mucho el ofrecer sacrificios en el templo y se alegraron mucho al oir los Salmos a Dios. ¡Con cuánta diligencia observaron todas las fiestas y sábados! PERO, a los judíos les faltó mucho en cuanto a vidas santas y puras. Parece que no comprendieron principios básicos tales como la justicia, la misericordia, la fe, la bondad y la humildad (Mateo 23:23). Por lo tanto, Dios aborreció y rechazó sus actos de adoración (Amos 5:21-24; Miqueas 6:6-8).
¿CUAL ES EL PROBLEMA?
¿Como ellos (y nosotros) pudieron tener tanto deseo para adorar y a la vez no tener las actitudes puras y santas que la adoración verdadera debe producir? ¡Por tener el acto de adoración como un fin en si mismo! Es decir, por tener como única meta «la adoración», sin darse cuenta que la verdadera adoración tiene que producir fruto más allá del acto mismo.
Algunas veces somos como los judíos de la antigüedad. Asistimos a reuniones de la iglesia semana tras semana, año tras año sin cambiar el corazón. Aunque damos mucha importancia al deber de cumplir «los cinco actos de adoración», salimos del local con el mismo egoísmo, carácter pendenciero, orgullo, indiferencia y actitud mundana que tuvimos al entrar. Si así es el caso, hemos pasado por alto el propósito verdadero de la reunión.
«Algunos tienen el cristianismo como si fuera el revisar una lista de control la cual consiste en actos de adoración».
SINTOMAS DE TENER LA ADORACIÓN COMO UN FIN EN SÍ MISMA
(1) El orgullo. El fariseo de Lucas 18:9-12 era celoso en cuanto a actos externos de adoración pero menospreciaba otros. Tenía la adoración como un medio para demostrar su superioridad a los demás.
Cuando hermanos hablan con actitud de superioridad de «no usar instrumentos de música como los sectarios», o de «tomar la cena cada domingo» para elevarse sobre otros, demuestran no haber aprendido las lecciones de humildad que provienen de la verdadera adoración.
(2) La inconsecuencia. Cuando uno «adora» solamente para cumplir con «un requisito» sin dejar que la adoración cambie su corazón, llega a ser muy inconsecuente. Por ejemplo, los judíos eran celosos para Dios en ciertos sentidos. No querían hacer nada para contaminarse y así no poder participar de la pascua (Juan 18:28). Pero en otro sentido eran celosos en contra a Dios al participar en la mentira y aun la homicida (Mateo 26:59). Tenían celos en favor del sábado en un sentido (Mateo 12:2) y en contra a él en otro (Mateo 12:7; Marcos 2:27).
Hoy vemos a algunos que son muy diligentes para participar de la cena del Señor con sus hermanos y luego maltratan e insultan a los mismos.
(3) El pensar que el cristianismo consiste solamente en cumplir con «actos de adoración». Algunos tienen el cristianismo como si fuera sencillamente el revisar una lista de control la cual consiste en «actos de adoración». Después de haber puesto su X mental al lado de cada «acto de adoración» en la lista imaginaria de control, ya piensan haber cumplido con todo. Para ellos, la única prueba de fe es si uno asiste regularmente o no a los servicios de adoración. Aunque se desobedezcan a menudo las leyes civiles, insulten a sus hermanos o peleen con todo el mundo, se sienten seguros de su salvación porque asisten a las reuniones los domingos.
Al fin y al cabo los que así piensan tienen un concepto sacramental de la adoración. Consideran que al asistir los cultos los domingos, Dios no toma en cuenta su corazón contaminado. Según esta forma de pensar, los actos de adoración cubren una «multitud de pecados» y substituyen por el arrepentimiento verdadero.
CONCLUSIÓN
No dejemos que la adoración llegue a ser un fin en si misma. En vez de caer en el error de los judíos, el de tener «la religión» como si fuera el cumplir con una lista de control, adoremos a Dios en espíritu y en verdad, de corazón humilde y sincero. La verdadera adoración producirá como fruto, personas que quieren «hacer justicia, amar misericordia» y humillarse delante de su Dios (Miqueas 6:8).
(traducido y adaptado de un artículo por Don Partain)
Un comentario
Walter
Me parece, que todo el contenido, escrito aquí, está bien. Mas me parece también que hay que tener cuidado de incluir, que la adoración, como acto en sí mismo, significa, que es Dios el centro mismo de la adoración, porque como dice el estudio de hoy, si se toma a la adoración, quitando a Dios del centro, y se lo convierte en solamente una actividad, sin alma, sin corazón, sin consagración, sin una relación personal con Dios, sin darle a Dios la honra y la adoración debida a Su Nombre, y no como un acto en sí mismo, entonces, da la idea de que se está quitando a Dios del centro, es decir, que ya no hay la relación personal con Dios, bajo el juicio final de la sola Biblia (porque la Biblia es el juicio final de nuestra experiencia con Dios, y la Biblia es el juicio final de nuestra relación personal con Dios). Además, no debemos olvidar, que, incluso, podemos adorar a Dios aún sin decirle ni una sola palabra, basta con postrarnos ante Él, derramando nuestras almas, y darle la honra y la adoración debida, contemplándole, mostrándole nuestro amor, y sirviéndole con nuestras vidas, y aun, sin decir una sola palabra.
Y por último, alguien dijo, que ¿por qué los cristianos evangélicos, teniendo himnos tan hermosos, sus vidas no cambian cuando cantan?, y la respuesta es que porque no piensan en la letra del himno cuando están cantando. Y siento que la Biblia manda a cantar con el espíritu, y cantar también con el entendimiento, ¿cómo se va a cantar con el entendimiento, entonces, si primero no se piensa en la letra del himno? Entonces, muchas personas buscan a Dios, es porque desean Sus dones (más amor por fulano, pan, casa, empleo, ropa, placeres correctos, medicinas, un automóvil nuevo, dinero, etcétera), pero no lo desean a Él mismo, y por eso, no lo tienen ¡a Él mismo!, Y por eso, pequeñas insignificancias no los dejan dormir, pero si tan solo el el creyente (el cristiano), busca tan solo a Dios, y lo desea, ¡a Él mismo!, lo tendrá, ¡a Él mismo!, ¡y a Sus dones también! Esto no significa que uno está rechazando los dones de Dios, sino que no está bien desear los dones de Dios, pero no desear a Dios mismo. El creyente tiene que batallar en oración y Dios se le revelará su vida Satanás se opondrá en todo momento para impedir que el creyente haga eso, y aún los hermanos ancianos de edad, hallarán aquí la verdadera fuente de la eterna juventud. Y esto, se aplica al acto de adoración. Pues, es Dios mismo, el propósito, y el centro de la adoración, tal como lo dice, el Salmo 73:25-26: «¿A quién tengo yo los cielos sino a ti? y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen, Mas la a roca de mi corazón, y mi porción es Dios, para siempre».
Y la gloria es solo para Dios.